defensa, elogio, oda

vainas crocantes 

piso por devoción

caen de los árboles 

crujen sobre el pasto

entre mis pasos atrofiados

un ritmo de baile

CROC CROC CROC

las plantas de mis zapatos 

el crujiente montón

cascaritas apiladas

sobre un secreto placer

ellas y yo


a nuestro alrededor 

quizás la audiencia perciba algo

los perros pretendan imitarnos

pero no tienen calzado

solo la gracia del zapato 

puede causar semejante estrago

y si no es estrago

¡es música para mis zapatos!


cansados de estar en mis pies

soportando el peso asfixiante de mis días

cargados con el ánimo vaivén

de batallas intuye va perder

quien lleva los zapatos puestos

botas de guerrero

en cada breve paseo

como quien recupera la sangre

perdida en los múltiples duelos

entre el crinje y la curiosidad 

la diletancia, el amor infinito al tiempo libre como pieza fundamental y la auto explotación

impuesta por el mismísimo opresor

en un romance de estocolmo

lo único colectivo es el delirio

de tragar las gotas de veneno 

cayendo de las suelas

que dar un paseo 

¡cuidado! la ardua tarea de la resistencia

pisar vainas crocantes

y en ese simple acto

BAILAR 

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