6- La cabeza la mente (del cuaderno: Sentir)
6- La cabeza la mente
la cabeza de F. es como un jardín colgante. cuando decimos cabeza queremos decir la mente. se ramifica se llena de capullos, flores, hojas, espinas, maleza, yuyo, verde pasto/
se seca, se marchita, tierra húmeda o desierto.
agua, diferentes tipos de agua.
una memoria ha venido a recordarle, y uno acá podría imaginarse un pájaro que se posa en una estatua desnuda, que cuando era adolescente sufría mucho el hecho: los amigos que no llaman por teléfono nunca; la invitación no llegaba nunca, quizás de última o de mínima, a regañadientes, en ese momento en el que la ausencia de invitación revela algún tipo de preferencia y construye, limita el carácter. sus amigos no la preferían o era la idea enquistada, ya a temprana edad, pero por qué los amigos podrían no preferir a otro amigo, múltiples universos-razones: se abre el deseo de popularidad.
vivir lejos siempre fue un motivo de discriminación, pero no lejos en un barrio privado/cerrado, sino lejos en un barrio olvidado, periférico, pobre.
se disparan un sinfín de peligros para la vida del joven humano en pleno desarrollo.
otra razón, no tener teléfono de línea, medio de comunicación fiable. la tecnología nunca llegaba como la invitación, la tecnología nunca llegaba a su casa, su familia nunca llegaba a la tecnología por vagancia o pobreza, la tecnología nunca llegaba, tampoco la invitación, y ¿por dónde llegaría? si no llegaba el teléfono, la voz que invitaba a salir, a comunicarse.
f. criada como una flor tardía, la familia f. una flor tardía, efeefeefe, de frecuencia: lo tardío, lo prestado, lo usado; la moneda corriente que en su nucleo moldeaba el carácter, para bien o para mal, o ni bien ni mal, lo formaba, aunque sí, podría ser binario porque estaban dios y jesús en la casa, en las biblias, las coloreadas para niños. los mormones pululaban por el barrio pobre, los militares visitaban a los vecinos, la vecina militaba al mayor genocida de la provincia, una vez f. tuvo una gorra del mayor genocida en su cabeza mente puesta por la vecina militante del genocida, candidata, enfermera de la dictadura. la enfermera candidata del genocida también era la enfermera genocida de la dictadura del barrio pobre-periférico, los blocks de departamentos los habían entregado los militares, los militares entregan primero, antes torturan, roban y violan, luego entregan, desaparecen, arrojan. los genocidas luego visitan tu barrio pobre como si nada, los vecinos le besan los pies. la cabeza del genocida es un asco, la recuerdo sin saber con asco, una mierda blanca pelada llena de lunares de viejo choto inmundo. la cabeza del genocida es una mierda que da miedo hasta a un niño que no sabe nada de nada nunca. más. nunca más sabrá nada porque nació en el 81 el niño pero sabrá que todo su pueblo es una mierda militar que vota a un genocida, que elige más una de una vez a un genocida, a un viejo de mierda con la cabeza que da asco hasta a un niño que no sabe nada de nada nunca más. lo sabrá de reojo, lo sabrá de espaldas, lo sabrá porque escuchará el rumor de los muertos en el barrio salir de las paredes en el aire en la tierra en el pasto en la zafra, en la caña, en la ciudad y en el campo, y aunque todos los vecinos y los maestros y los padres callen, lo sabrá porque los muertos están y hablan, los desaparecidos son los que más pueden llegar a hablar no importa cuánto quieras callar, cuánto quieras ser un pueblo de mierda que acalla hasta las voces de los muertos para besarle la cabeza inmunda a un viejo genocida de mierda. pueblo de mierda, olor a mierda. vengo del barrio de donde sale el río que es básicamente de mierda, es el que cuando entrás al pueblo sentís. sentís toda esa mierda. es porque le besamos la cabeza que da asco a un viejo choto genocida, la cabeza y los pies y lo elegimos, ese es el olor a mierda principal del río salí. el río salí crece a la orilla de mi casa de la infancia, la atraviesa un río de mierda, la cruza un puente desolado, colgado arriba de la mierda que sentís.
y el teléfono no llega, la línea no cruza el mar, ni la montaña, a los padres no les preocupa el acceso a la tecnología, hay algo más en esa negación que un costo, es otra cosa que f. tratará de dilucidar a lo largo de su vida, pasará gran parte del tiempo sin entender, su carácter de formación: empecinada en entender. pero en cambio solo sentirá, sentirá el olor a mierda, al genocida, a la falta de tecnología, la negación de sus padres de ver un mundo que preferían callar, su inutilidad, su impotencia, sentirá sobre todo: vergüenza.
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