defensa, elogio, oda
vainas crocantes piso por devoción caen de los árboles crujen sobre el pasto entre mis pasos atrofiados un ritmo de baile CROC CROC CROC las plantas de mis zapatos el crujiente montón cascaritas apiladas sobre un secreto placer ellas y yo a nuestro alrededor quizás la audiencia perciba algo los perros pretendan imitarnos pero no tienen calzado solo la gracia del zapato puede causar semejante estrago y si no es estrago ¡es música para mis zapatos! cansados de estar en mis pies soportando el peso asfixiante de mis días cargados con el ánimo vaivén de batallas intuye va perder quien lleva los zapatos puestos botas de guerrero en cada breve paseo como quien recupera la sangre perdida en los múltiples duelos entre el crinje y la curiosidad la diletancia, el amor infinito al tiempo libre como pieza fundamental y la auto explotación impuesta por el mismísimo opresor en un romance de estocolmo lo único colectivo es el delirio de tragar las gotas de veneno...